Ayer aplaudía con dolor,
mi alma vestida de oro y negro,
pero el grito no era mío,
era del pueblo ferroviario.
Por un segundo, cerré los ojos,
imaginando que era Mitre
el que alzaba los brazos al cielo,
que ese gol llevaba mi nombre.
Pero no, era Central,
el eterno rival de mis pasiones,
y sin embargo, mis manos se alzaron,
como guiadas por la sangre santiagueña.
Qué contradicción hermosa y cruel,
querer que gane el que no quiero,
por el simple orgullo
de ser nacido en este suelo.
Mi corazón es aurinegro,
mi historia se canta en el 8,
pero cuando un hermano triunfa,
aunque sea con otros colores… lo reconozco.
No fue rendición, fue respeto,
fue entender que antes que rivales,
somos pueblo, somos tierra,
somos Santiago… latiendo fuerte en la cancha.
Angel Nassif/25
Dedicado a todos los hinchas Mitristas para que entiendan que somos Santiagueños y se puede