Carlos Francisco Bauer

El concepto de estructura que utilizo sirve aquí para mostrar los elementos que las componen, pero está muy lejos de hablar de una estructura fija, esencialista, absoluta o una estructura al estilo de una arquitectura de concreto, ni una arquitectónica de tipo kantiana determinada por un fundamento, sino que refiere a elementos y variables que componen e integran un movimiento permanente al interior de cada elemento, entre sí configurando un tipo de movimiento variable en cada persona pero que se constituye desde un tipo de interacción entre lo real y el juego de vivir. La falta de alegría es siempre la pérdida de movimiento estructural diversificado y transversal a las codeterminaciones. La alegría se la recupera poniendo en movimiento las codeterminaciones y los matices que son interiorizados.
Las estructuras elementales de la alegría, de la sonrisa, depende de la cultura en la que uno esté. Es primordial el ritmo en las culturas de carácter afro. El ritmo es vibración y se relaciona directamente con la energía que se manifiesta, como en cuerdas vibratorias y en modo de danza. Si a esto se lo percibe y conecta de esta forma, se lo relaciona directo con la fuerza, con la potencia de vida y con la alegría de vivir. No se lo relaciona con una política de clase rica, de élite que estructura un Estado, eso sería un fetichismo de la alegría.
La energía de encrucijada manifiesta es constante, con altos y bajos de tipo ondulatoria, vibratorio musical, texturado y colorido paisajístico, no es discontinua, ni entre cortada, ni descansa. Los tambores, los instrumentos que la canalizan, que la enseñan, que la imitan son recursos pedagógicos y estéticos para que la comunidad se reúna en torno de dicha rememoración energética como si fuese un fuego sagrado. No se trata de una expresión aparente o superficial, sino profunda, es una rememoración energética que une con el símbolo que restituye la vida.
Otra fundamental variable es la canción, que es musicalidad, que como tal, también es vibración y se conecta con la energía vibrante, vibrando. Otra variable es el estar juntos, la colectividad, y allí junto con el ritmo y la canción se aúna el color (en el cuerpo, en los vestidos, en la piel, en el sudor, etc.) que también es relación con la luz y con la energía. Otra variable es modificar los roles de los cuerpos y los papeles sociales, intercambiarlos, abrirlos, presencializarlos, esto tiene directamente que ver con el movimiento, con el juego de la transformación de la vida.
Con la vestimenta el hombre tiende a perder la figura y la mujer tiende a resaltar su figura, de esta manera está siempre presente el juego intercambiable entre energía ocultas y visibles, entonces otro elemento fundamental a este respecto es la lógica lúdica. Otra de las variables es que todo está en movimiento permanente y eso tiene que ver directamente con la energía, con la fuerza de la vida. Todas las variables se conectan directamente con funciones de desarrollo de la vida. Incluso, porque la variable de la muerte, aquí es sólo acabamiento de un papel, de un rol que puede ser transmigrado y transformado en energía.
Todos estos elementos se lanzan y se diversifican en la red energética de la vida, todos tienen profundos significados, incluido el llanto y la tristeza, todo se movimenta y se mueve moviéndose así mismo por medio de otro. Otra variable es la sexualidad que es una expresión sintética de la encrucijada de todas las energías como posibilidad concreta de recrearse en sentido animal, en sentido humano, en sentido natural, en sentido cósmico, en sentido divino. La sexualidad cuando parece extraordinaria, lo propio de este acto es que es el elemento más cotidiano, abierto y libre que se puede manifestar de manera reconstitutiva.
La diversidad se expresa en colectivo, está junta y conjunta, muestra las posibilidades de articulación y sinergía, para recrear el mundo en caos, y el caos como una posibilidad concreta de rehacer el mundo. Es muy importante distinguir entre los elementos fundamentales que componen la alegría, las variables que se relacionan y giran alrededor de dichos elementos, por ejemplo, una de las variables es la posibilidad de manifestar las tensiones, conflictos, expresar las limitaciones, los errores, sin llegar a un combate definitivo, final, ni extremo, esto se conecta directamente con la renovación de la energía y no con una mera entropía que llega a su culmine. Es una variable fundamental para la oxigenación de la alegría que puede transformarse en humor.
Llegar de esta manera al culmine de una etapa es la plena posibilidad de que ella se renueve y reinicie. La alegría integra a la ciencia, a la tecnología y todo lo que es producto de la vibración. Las vibraciones son un elemento fundamental de la energía cuando está en estado de manifestación creada por Dios, por los dioses para los creyentes, o por el universo para los que en él se basan. El tratamiento de la tristeza es una posibilidad de poner en movimiento la alegría y no a la inversa. Cuando se la pone en movimiento y se la diversifica, es una posibilidad de que se transmute y que la alegría acontezca.
La basura que se ve en las calles se resignifica dentro de la dimensión elemental de la alegría que limpia por dentro a las personas y no les da un significado negativo a las exteriorizaciones residuales. Se recicla con solo estar a nivel energético, no a nivel material. Los excesos lo que buscan es la reconexión con ese fondo energético, con ese inconsciente energético, con el inconsciente alegre, dirige allí las acciones y costumbres. La alegría de pensar y el sabor por pensar, son ineludible dentro de esta estructura posible. Es más que danzar, es llevar la palabra del cosmos, o de Dios a través de la danza dice Isaías 30:32.
El ritmo tiene una primordialidad dentro de la estructura elemental de la alegría, porque nos remite a los primeros ritmos del corazón que escuchamos antes de nacer. La vida late de todas formas, y el fuego de la alegría es rememorar esto que está siempre por medio de infinitos medios y expresiones renovables. Proporcionalmente están relacionadas con la vida, esencialmente son posibilidad de vida que solo los latidos del corazón donan inevitablemente.
El ritmo como vida, como centro del corazón, el ritmo nos remite siempre volver al regazo de la vida de la Madre de la Tierra y el Padre Sol, sin los cuales no hay vida ni ritmo. Volver así a los inicios de la vida, es el misterio soluble, en una alegría que se torna invencible-invisible. La alegría no se rige por leyes, sino por estas partículas elementales que todo lo atraviesa de las que están siempre y de las que están de forma relativa. Querer capturar con alguna figura específica a estas partículas elementales transversales que todo lo surcan es como comienza la violencia elemental.
El humor es un elemento complementario y pedagógico de la alegría que dinamiza también posibles entrecruzamientos, está ligado directamente con la lógica de las encrucijadas y opuestos en relación a las diferentes variables infinitas e inmensas que componen la vida y la posibilidad de que haya vida y de que acontezca la vida. De esto se trata el humor creativo y de allí nace la risa profunda que mueve las entrañas y reconstituye el ser y a la comunidad.
La sonrisa, la risa, por más que parezca que puede emerger de eventos superficiales, en realidad sin que se comprometa alguno de estos elementos, y variables principales que asisten a los elementos fundamentales, dicha estructura de la alegría y esta alegría elemental no acontece. Cuando más elementos y variables confluyen más intensa y profunda se vive la alegría, hasta de forma mística, religiosa, filosófica, etc. Por lo tanto, subyace a cualquier forma de poder político, sea el patriarco-centrismo o cualquiera etnocentrismo. La muestra performática o coreográfica organizada de la alegría reúne muchos de estos elementos y variables. Cuando tiene formas culturales allí inevitablemente el etnocentrismo se expresa.
Nuestra especie sapiens-sapiens no tiene otra experiencia que no sea la del etnocentrismo, germen de todos los demás centrismos, en los extremos, formas de poder y partículas elementales de poder que existieron, existen y existirán. Pero este es otro tipo de estudio que ya he dejado claro en muchos otros trabajos. Lo que me ocupa en este escrito es lo que subyace en estado elemental a todas estas formas de expresión de la voluntad de vida.
La voluntad de poder a lo Nietzsche es una particularidad secular reciente de la voluntad etnocéntrica que acompaña a la especie sapiens-sapiens desde sus orígenes. Pero ninguna de estas voluntades es el origen energético de la energía elemental que nos constituye y que es fuente permanente de posibilidad de vida, de liberación y de libertad. Apenas es una primera desvirtuación etnocentrada, o en su pretensión de autonomía auto-centrada o ego-centrada. La voluntad etnocéntrica opera aún con las cuatro causas que describió Aristóteles (inconsciente-consciente), mientras que la voluntad de poder, aunque es en parte una continuidad y en mayor parte una oposición a su precedente opera solo con una de las causas, la tercera.
Salir de la voluntad de poder, y curar la voluntad etnocéntrica es posible al conectarse con la verdadera fuente energética, directa, proporcional, plenamente vinculado con la alegría de la vida, de la liberación, de la libertad realizable.

Rio de Janeiro, 3 de Marzo de 2025

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