El municipio de la ciudad de Frías, provincia de Santiago del Estero, tiene cada vez más problemas complejos irresolutos: los desagües pluviales, la basura, los desagües cloacales, el servicio de agua potable, el alumbrado público, la red vial destruida, etc., etc.
Y el equipo humano con que se cuenta es más o menos el mismo, a lo largo de los últimos treinta años, con algunos cambios de jefaturas, por lo general para mal, por eso del que sabe, sabe y el que no sabe es jefe.
Para ser gráficos en la descripción: algunos “viejos” funcionarios municipales (por su edad y por su tiempo de permanencia en la Municipalidad), ya se dejaron vencer por la impotencia, por la desidia y por su propia incapacidad para resolver viejos problemas con nuevas complejidades.
Y así estamos en nuestra querida ciudad con su principal empresa pública (el municipio), con demasiados en la nómina de cobro de sueldos, pero muy pocos para resolver, o para pensar cómo resolver los problemas corrientes, concretos y todavía después de tantos años irresueltos, con las consecuencias del deterioro creciente de la calidad de vida de sus habitantes.
Que habrá que hacer para vencer esta inercia de mediocridad que todo lo tiñe de inoperancia.
Y no me estoy refiriendo a ningún sector político en particular de los que ejercieron y ejercen la “suma del poder municipal”, por el tiempo que dura su mandato, y sin excepciones fracasan estrepitosamente en su afán de mantener al menos en buen funcionamiento a nuestra ciudad.
Como se añoran los funcionarios y dirigentes de hace por lo menos treinta años atrás, cuando todavía se soñaba en trascender como ciudad y se buscaba un perfil adecuado (comercial, industrial, productivo) para lograrlo.
Que distinta es la situación actual, donde se carece de liderazgos políticos, empresariales, productivos, personales, etc., porque los “dirigentes” que hoy ni siquiera nos dirigen (porque no saben para donde ir y/o llevarnos) perdieron hace ya mucho tiempo su potencialidad para trascender y se conforman en subsistir (por supuesto bien prendidos de la “teta” y con inmejorables posiciones económicas en lo personal).
Esta realidad que hoy nos toca sufrir, no cuesta mucho como comunidad, nos cuesta ni más ni menos que el futuro que ya no será, si no cambiamos urgente el rumbo.
Nuestra ciudad hace muchos años que está “enferma”, enferma de ausencias notables, enferma de dirigentes que no dirigen, de funcionarios que no funcionan, enferma de la soberbia de algunos y de la pereza de otros, enferma de la gula de algunos y del hambre de otros, enferma de la avaricia de algunos y de la pobreza de otros, enferma de ira callada que envenena y nunca explota, enferma de droga, enferma de timba, enferma de alcoholismo, enferma de injusticia, enferma de desempleo, enferma de prostitución, enferma de violencia familiar y de género, enferma de indigencia, enferma de inseguridad, enferma de desidia, enferma de inoperancia, enferma de impotencia, enferma, enferma…
Que habrá que hacer para remediarla.
Posiblemente la clave está en el trasvasa miento generacional que produzca una reingeniería política, basada en un proyecto común fruto de la convergencia de esfuerzos.
Pero hoy, a días de una elección nacional que seguramente y (desgraciadamente) no va a cambiar nada por estos pagos, veo que estamos, si bien aproximándonos a un buen diagnóstico, demasiado lejos de acceder a las prácticas médicas que nos lleven a la cura.
Vamos a necesitar mucho tiempo y mucho esfuerzo para cambiar, pero si no lo hacemos habremos muerto como sociedad.

Arq. Alfonso Bentivoglio Monti
Frías, 3 de agosto de 2023

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