Uno de los presentes, que pertenece al PRO, confesó después de escuchar a Zamora: «Si no fuera de mi partido me hubiera puesto de pie para aplaudirlo».

Filípica de Zamora: El Gobierno tomó nota además del consenso tácito que tuvo en el conjunto la intervención de otro opositor. El santiagueño Gerardo Zamora le dedicó una filípica de aquellas a la cabecera de la mesa. Les reprochó su percepción de los problemas con frases de este tipo:

  • » – Ustedes están equivocados en el diagnóstico de las provincias. Creen que son deficitarias. Y no es así, tenemos superávit. Y tenemos ahorros. Santiago del Estero es la 6ª. exportadora del país».
  • » – Más allá de que saquen o no la ley o el DNU, ¿por qué no se ponen a gestionar? Acá no se mueve un solo expediente. Vengo a Buenos Aires y no hay funcionarios designados. Y si hay alguno y lo encuentro, después lo echan».
  • » – No se dejen engañar. Alberto Fernández también tenía el 80% de popularidad en su mejor momento. Eso nunca dura mucho. No se equivoquen».

Seguramente a Zamora le han llegado las leyendas de que hay funcionarios del alta responsabilidad del Gobierno que no lo conocen a Milei, como el responsable del espionaje o el presidente de la petrolera estatal.

Los medios informaron que recién en Expo Agro el secretario de Agricultura había conocido al presidente. En un rapto de realismo alguien reprochó la frase de Nicolás Posse sobre la baja de los alquileres por la derogación de la ley. “¿Alguien vio eso?”, fue el comentario que cruzó la mesa.

“Pásennos las obras paradas”
Del otro lado, silencio. Zamora es, después de todo, un radical que se alió con el peronismo de los Kirchner. Él y su mujer Claudia Ledesma les cuidaron las espaldas en el Senado, con cargos en la cúpula de la Cámara, que Cristina le negó al peronismo.

Tiene un antecedente hiriente para el oficialismo: Sergio Massa registró en Santiago del Estero el mejor resultado. Le ganó a Milei en el balotaje por 68,51% a 31,49%. No se plegó al apoyo que muchos mandatarios del peronismo le dieron a Milei desmovilizando a la militancia, para que ganase -o para que perdiese- Massa, en una venganza del interior hacia el AMBA, una historia que alguien desentrañará en cualquier momento.

Fuente: (Clarín pag 2 )

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